domingo, 28 de abril de 2013

Una modesta proposición

John Müller con algunos paréntesis míos: «Las algaradas callejeras contra los ajustes sólo se agudizaron cuando alcanzaron al sector público» (por eso muchos las percibimos como injustas, como propias de privilegiados, sobre todo porque) «los puestos de trabajo privados, en cambio, han muerto en silencio. Y se ve que el trato con funcionarios cabreados erosiona mucho la convivencia en las dependencias públicas» (como en todas partes, pero, en esos sitios, no se les puede reprender y echar: por eso también provoca mucha irritación a no pocas personas ver a funcionarios protestando por los recortes cuando el mal está tantas veces en sus propias oficinas). En fin, «lo peor del Consejo de Ministros del viernes es comprobar que un ejecutivo plagado de altos funcionarios (...) es incapaz de reformar a su propia casta» (pero una solución sencilla y ejemplar —no para la economía global pero sí para la moral ciudadana— sería esta: bajarse los sueldos y complementos, y vincularlos, por ejemplo, al paro: 25 % de parados, 50 % menos de sueldo para todos los diputados nacionales y autonómicos).