Al margen del
morbo que pueda tener esta noticia (a la que llego desde
aquí), lo interesante sería saber qué universidades y catedráticos cobran, y cuánto y por qué, de las empresas farmacéuticas. Al respecto vale la pena leer
Mala farma, de Ben Goldacre. En fin, no sólo hay corrupción en la vida política.