miércoles, 25 de mayo de 2016

De no poder a no parar

Sobre la omnipresencia del sexo en nuestra sociedad: «Recuerdo cuando se criticaba a la Iglesia Católica por estar obsesionada con el sexo; y me entra la risa floja. Lo que fue un tabú, ahora es una butá. Se ha dado la vuelta y, de no poderse hablar de sexo, hemos pasado a no parar de hablar de sexo. Lo cual no sería demasiado grave —hay temas más áridos— si no nos nublase el juicio».